[Pasaje de un folleto callejero redactado por intelectuales anónimos]
Es necesario pasar a la acción si el imperio quiere plantar cara a la fuerza destructiva comúnmente llamada "progreso industrial". La inercia de esta bestia hambrienta necesita del mismo vigor para frenar su avance destructivo. Ningún acto contra la industrialización de nuestros estados-nación puede considerarse demasiado extremo si comprendemos lo que está en juego.
El avance de la industria infecta todos los aspectos de nuestras vidas y, cada día, los ciudadanos de Dunwall se ven agredidos por condiciones peligrosas. Se trata a los trabajadores como engranajes desechables de la máquina y estos son sacrificados en el nombre de la construcción apresurada, del montaje en serie y de mayores beneficios. ¿Los que nos oponemos a estas tendencias no deberíamos sacrificarnos en la lucha contra nuestro insensible opresor?
¿Estaremos satisfechos cuando nuestros hijos pregunten qué es un pasto y lo único que podamos hacer es apuntar con el dedo hacia una calle adoquinada, ennegrecida por la mugre de la producción mecánica? ¿Nos esforzaremos en un futuro próximo por recordar cuando hacíamos las tartas a mano y horneábamos pan como lo hacían nuestras abuelas?
Lo que está en juego hoy son nuestras culturas, desde el frío norte de Tyvia, pasando por Morley y Gristol, hasta el cálido sur de Serkonos. Todos los hombres y mujeres que aman nuestras costumbres deberían plantar cara a estos cambios.